TERRUELLA MATILLA, Joaquín (Barcelona, 1891 – 1957).

El interés por la captación de la luz y la influencia de la misma sobre los objetos es una de las principales preocupaciones del óleo. Este detalle, la pincelada y la temática nos unen la presente obra con las enseñanzas que el Impresionismo aportó a la Historia del Arte. Pese a la falta de detallismo, el artista ha logrado captar perfectamente detalles como el reflejo de las barcas en el agua o las olas rompiendo contra la costa. La composición, muy estudiada, centra inmediatamente la atención del espectador sobre las rocas, para llevarlo después al mar, las barcas y las nubes del fondo.

Joaquín Terruella fue seguidor de su tío, Segundo Matilla, y discípulo de Santiago Rusiñol, con quien viajó a Italia en 1923, además de trabajar en Aranjuez durante un tiempo. Pintó y aprendió en París y Palma de Mallorca. Se ha expuesto en Barcelona, París, Madrid, Palma de Mallorca, Zaragoza, Burdeos y Biarritz, en muestras individuales y en otras antológicas. Fue un pintor principalmente paisajista, en la estela del impresionismo, tratando sus temas con delicadeza. También trabajó mucho el mundo taurino (fue ilustrador para las publicaciones “El Día Gráfico” y “La Noche”) y son comunes en su obra las escenas de gitanos y cafés concierto. Conservan obra suya, además de numerosas colecciones privadas, instituciones como el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid y el Museo Provincial de Lugo.